Billie Holiday
- Josefinah Contreras Vallejos
- 2 nov 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2020

‘Lady Day’ nació un 7 de abril de 1915, como Eleanora Fagan en Filadelfia, hija del guitarrista Clarence Holiday de 16 y Sadie Fagan de 18.
Negra, pobre y sin estudios, su madre se vio obligada a trabajar a distintos puntos del país mientras su pequeña hija, Eleanora Fagan, en ese entonces quedaba a cargo de familiares, conocidos o vecinos, quienes, como es de esperar, se ocupaban de ella poco y mal.
Sería uno de estos, un tal Wilbert Roch, quien la violaría cuando contaba solo diez años, aunque un jurado racista la consideraría culpable a ella, no se sabe muy bien de qué, a su agresor solo lo condenarían por 3 meses.
A los 12 ya trabajaba de lo que podía. Un par de años después se dedicó a la prostitución. Hasta que a los 16 se reencontró con su madre y empezó a servir las mesas en un local nocturno en el que su madre hacía la limpieza.
Eleonor logró ser todo lo feliz que las circunstancias le permitían, gracias a una antigua gramola de la que emergía la prodigiosa música de Louis Armstrong y Bassie Smith. Ellos serían su ‘salvación’. La joven aspirante canturreaba y bailaba al son de la misma mientras hacía camas y limpiaba retretes.
En 1932, desesperada por dinero, Holiday con 16 años de edad, decidió recorrer las calles de Harlem para conseguir algo de dinero. “en busca de trabajo llegué a un club manejado por Jerry Preston, le dije que era una bailarina, me dijo que bailara. Lo intenté y dijo que no servía. Le dije que podía cantar… En la esquina había un tipo tocando el piano, comenzó a tocar ‘Trav´lin’ y canté. Todos se voltearon a verme… todos comenzaron a llorar” comentó la cantante.
En 1935 debuta en el prestigioso teatro Apollo (meca de la música afroamericana), y poco después aparece en un cortometraje junto al gran Duke Ellington. Billie actúa con diferentes bandas, en una de las que conocerá al que sería su mejor amigo, el malogrado Lester Young, quién la bautizaría con el sobrenombre de Lady Day. Una ilusionada Billie protagoniza giras y logra actuar junto a los grandes, entre los que se encuentra su admirado Louis Armstrong.
La canción con la que más se le asimila es "Strange Fruit", la misma que en 1999 Time Magazine nombró la canción del siglo. Se trataba de una canción de protesta contra un linchamiento a dos hombres afroamericanos por supremacistas blancos, originalmente fue escrito como un poema por Abel Meropol.

La vida amorosa de Billie es tan promiscua como tortuosa. Confiada de encontrar el amor verdadero, se casa en dos ocasiones: en 1941 con el trompetista Jimmy Monroe y en 1957 con el mafioso Louis McKay. Ambos matrimonios fracasan.
Consumida por las drogas y alcoholizada, graba sin embargo Lady Satin, con la que demuestra que su voz ronca y madura continúa siendo bella. Pero la vida de Billie se apaga.
El 17 de julio de 1959, la cantante, arrestada por consumo de drogas, yace en una cama del hospital de Nueva York víctima de la cirrosis. Junto a ella se encuentra solo su perro. La muerte la sorprende y Lady Day no puede hacerle frente, tiene solo 44 años.
En 1956 había aparecido su autobiografía, Lady Sings The Blues, que en 1972 sería llevada a la gran pantalla por el cineasta Sidney J Furie; Diana Ross interpretó en la película a la mítica cantante.
Su particular timbre de voz y su libertad rítmica hicieron de ella una de las cantantes más personales e influyentes del mundo del jazz; de hecho, a menudo es señalada como una de las mejores intérpretes de la historia del género, junto a Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald. Sin embargo, Billie Holiday no supo asimilar el éxito: consumidora habitual de drogas y alcohol, poco a poco entró en un proceso de decadencia artística, al que se sumó una desafortunada vida sentimental que la condujo a una profunda depresión.
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