Marianne Faithfull
- Josefinah Contreras Vallejos
- 22 ene 2021
- 4 Min. de lectura

Hija de un profesor universitario y una baronesa Austríaca, Marianne fue educada para ser una señorita de clase alta. Estudió en un convento pero la música la llamó pronto y de adolescente empezó a sumergirse en el Swinging London y a tocar Folk en los cafés locales.
Su entonces novio, después marido, la llevo a una fiesta de Paul McCartney en 1964. Ahí conoció al mánager de los Rolling Stones, Andrew Loog Oldham. Este le propuso grabar un disco y le produjo su primer single, “As Tears Go By”. Compuesta por Oldham junto a Jagger y Richards, el tema llegó al número 9 en las listas inglesas y 22 en las estadounidenses. Ahí fue cuando comenzó su relación con Jagger.
En 1965 se había casado con el artista John Dunbar, y un solo año después se divorció de él para irse a vivir la vida loca con su nuevo amante, Jagger. Con el paso de los siguientes 4 años, que poco a poco se convirtieron en una nebulosa de desenfreno sexual y consumo desaforado de drogas.

Al contrario de lo que muchos piensan, no fue el cantante de los Stones quién la metió en aquel torbellino tóxico, sino más bien al revés. De hecho, ella pasaba bastante más que él con los estupefacientes, y en alguna ocasión Jagger tuvo que salvarle el pellejo sacándola de sus líos con la policía: tras la famosa redada policial de 1967, cuando la detuvieron junto a los Stones por posesión de drogas. Curiosamente la prensa se fijó más en ella que en los Stones, se la tachó de todo menos de santa, sobre todo porque no llevaba nada debajo de ese abrigo de piel con el que fue detenida. Así que se convirtió simplemente en la mujer desnuda en un abrigo de piel. Por lo visto algo mucho peor que poseer drogas.
Aunque tuvo varios éxitos en los 60s, lo cierto es que gran parte de su fama durante esa época le vino por su romance con Mick Jagger. Entonces ya era una mujer casada, así que el escándalo fue mayúsculo para la hipócrita y constreñida sociedad inglesa. Su carrera continuó dentro del folk grabando discos como “North Country Maid” o “Come My Way”. En 1969 publicó “Sister Morphine”, su primer tema propio, coescrito por Jagger y Richards. Los Stones incluyeron una versión en su disco Sticky Fingers. Un tema mucho más oscuro que sus trabajos anteriores. La canción fue la cara B de “Something Better” escrita por Gerry Goffin y Carole King.

La joven rubia estuvo a punto de morir varias veces, y la mezcla de su belleza y su jugueteo con los límites sedujeron a los Stones durante mucho tiempo, de forma que acabó convirtiéndose en su musa. Pero la cosa empezó a ponerse fea en 1968, cuando ella se quedó embarazada de Jagger y sufrió un aborto espontáneo a los siete meses. Poco después, trató de suicidarse con barbitúricos cuando viajaba con el cantante a Australia. Se tomó las pastillas en su avión privado y al llegar al hotel cayó en un coma que duró seis días “no me morí por un pelo. Y solo tenía 22 años”.
Jagger decidió cambiar de vida y la dejó, sumiéndola en una depresión que duraría muchísimo tiempo. Se pasó los dos siguientes años vagabundeando por las calles del Soho londinense. Anoréxica y destruida psicológicamente, no consiguió remontar hasta 1976, cuando retomó su carrera discográfica.
Tuvo un matrimonio fallido con el músico Ben Brierly que acabó en 1986, y después se fue a vivir a Boston con un nuevo amante, Howard Tose, que acabó suicidándose tirándose por la ventana de su apartamento. Después volvió a casarse con el actor Giorgio Della Terza, pero la relación duró tres años.

A pesar de todo Faithfull demostró ser una mujer muy fuerte, pues logró recomponerse y controlar razonablemente sus adicciones, y en 1987 renació como cantante con Strange Weather, uno de sus discos más populares. Desde entonces ha ido recuperando su vida personal y artística, y poco a poco su figura volvió a tomar relevancia mediática. Roger Waters la llamó para actuar en Berlín en el '91 dentro de su gira The Wall, colaboró con estrellas como Metallica, Damon Albarn, Jarvis Cocker o Polly Jean Harvey, y al final de su trayectoria artística había firmado una discografía de veintiséis álbumes y una filmografía de veinticuatro películas, entre ellas María Antonieta de Sofía Coppola. Pero siempre le quedará el injusto estigma de “la novia rebelde de Mick Jagger”.
Ella sola fue escribiendo su propia historia, la misma que desgranó sin tapujos en sus dos autobiografías: Marianne Faithfull en 1995 y Memories, Dreams and Reflexions en 2007.
“siento no haberle dado más cariño a mis padres, pero, por lo demás, no me arrepiento de nada de lo que hice en el pasado. Los remordimientos siempre están ahí, pero creo que el arrepentimiento es un sentimiento bastante estúpido” reconocía en su primer libro.
“no creo que las drogas cambiasen mi esencia totalmente. Fueron, además del daño físico y mental, una pérdida de tiempo. Pero yo nunca he sido una persona convencional, soy una aventurera y mi vida ha sido como ha sido; imprevista, deslumbrante y ha habido dificultades, pero no me arrepiento. Los momentos difíciles traen momentos felices".
“pensaban que iba a ser un fiambre más del rock, pues aquí estoy. Ya no bebo ni me drogo ni llevo tacones altos. No pienso que he tenido una vida dura, sino fantástica”

En 2018, retirada ya de los escenarios, publicaba su último álbum Negative Capability donde hablaba de amor, soledad y pérdida desde siempre el punto de vista de la superviviente, lo que ella sigue siendo. tras haber vencido al Cáncer de Mama y recientemente el Covid-19.
Fuentes: elpais.com, abc.es y ‘Mujeres del Rock’ de Anabel Vélez.
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